Sobre la Competencia Sociolingüística: la Cortesía en el Japonés
El japonés es una lengua difícil de estudiar, de
aprender y de usar en un contexto práctico. El uso de 4 sistemas de escritura
distintos al mismo tiempo (Romaji, Hiragana, Katakana y Kanji), además de la
existencia de más de 2000 caracteres básicos y necesarios para desenvolverse de
forma eficaz en Japón, hace que no sea una lengua sencilla de leer ni de
escribir. En su otra vertiente, la oral, la cosa mejora significativamente,
aunque los usos contextuales de mil y un puntos gramaticales, cada uno con sus respectivas
excepciones nos dificulta todavía bastante la tarea de aprender esta maravillosa
lengua. Sin embargo, desde mi punto de vista, la gota que colma el vaso con
relación a su dificultad es su componente sociolingüístico, lo pragmático
de la lengua, esos matices que garantizan en muchas lenguas la diferencia entre
“sonar fluido” y “sonar como un nativo”, que en el desarrollo conversacional
del japonés son estrictamente necesarias para no causar un altercado. Hablamos
hoy sobre cómo se es cortés en Japón: el Keigo.
El Keigo es el lenguaje educado, la cúspide de
la formalidad en lengua japonesa, cuyo uso resulta ser estrictamente necesario según
el contexto lo requiera. Muchas personas lo comparan con otra lengua distinta
del japonés normal porque, si bien se entrelazan y comparten la misma
estructura gramatical, el uso de vocabulario específico, conjugaciones
especiales de verbos y estructuras prohibidas, hacen que sean prácticamente
inteligibles si no se estudiaran de manera conjunta. Los propios nativos
japoneses, en cuanto llegan a la edad de buscar trabajo, suelen comprar manuales
para aprender y afianzar su conocimiento en Keigo que les garantice una
buena presencia en su entrevista de trabajo. ¿Por qué es tan complicado? ¿Dónde
radica su dificultad?
El Keigo se divide en tres variedades distintas que
se deben de usar simultáneamente: el Teineigo, el Sonkeigo y el Kenjougo. La primera de todas y la más sencilla, el Teineigo es el lenguaje
formal básico. No difiere en lo más absoluto del lenguaje normal del
japonés, salvo que se utiliza la forma verbal más cortés y puede modificar
algunos sustantivos para sonar ligeramente más cortés, a elección del hablante. La segunda es el Sonkeigo, que se puede traducir como “lenguaje
honorífico”, y solo se puede usar con acciones realizadas por mi
interlocutor, con la intención de elevar su posición. Son las muestras
de respeto directas hacia mi interlocutor. El uso de estos verbos específicos
(que tienen su traducción también al japonés normal) ya lleva implícito esta
intención, y nunca se pueden usar en primera persona, puesto que elevar la
propia figura se consideraría todo lo contrario a cortés. La tercera y última de todas las variedades del Keigo es el Kenjougo, que se puede
traducir como “lenguaje humilde”, y solo se puede usar con acciones
realizadas por mí mismo, en primera persona, con la intención de rebajar mi
posición. Se consideran expresiones de respeto indirectas hacia mi
interlocutor.
Ambos tipos de Keigo, tanto el Sonkeigo como
el Kenjougo son contrarios, pero con el mismo objetivo de ser
lo más cortés posible con el otro interlocutor de la conversación, rebajando
mi propia figura al mismo tiempo que elevo la suya. Su principal
dificultad radica en la necesidad de aprender vocabulario nuevo y conjugaciones
extrañas que no se pueden utilizar de forma generalizada, sino que dependen de
la persona del verbo y sobre todo del contexto.
En cuanto a normas de cortesía negativa, las formas
imperativas quedan totalmente prohibidas para no sonar maleducado,
siendo sustituidas por variantes más suaves en formato de “sugerencia” o “petición”,
con diversas capas de estilo indirecto, con el objetivo de que el receptor
no se sienta violentado. Además, de la misma manera que usando el Kenjougo
se es humilde, hace falta mantener esa humildad incluso cuando se
mantiene una conversación informal para mantener ese mínimo de cortesía.
Por último, hablaremos de excepciones y otras reglas
implícitas de este complejo sistema de formalidad, pues no es algo
universal que valga para cualquier situación, siendo incluso preferible o
esperable que se sea descortés dependiendo de múltiples variantes.
Las primeras dos variantes de las que hablaremos serán el contexto
y la jerarquía. El contexto es quizás la variante más importante
a la hora de saber decidir con qué grado de formalidad actuar frente a una
persona. No es lo mismo hablar con una persona famosa, un ejecutivo, jefe de
plantilla, profesor, o cualquier persona cuyo estatus le haga estar jerárquicamente
por encima de nosotros, que hablar con un compañero de clase, del trabajo o
alguien que conocemos de fiesta, en un encuentro lúdico o por la calle tomando
algo. El uso descontextualizado del Keigo puede acarrear una situación
de rechazo, puesto que se levanta un muro metafórico que impide la intimidad,
la sinceridad y un intercambio conversacional genuino, poniendo a la
otra persona en el compromiso de tener que devolverte el mismo grado de cortesía
para no ser descortés. Sin embargo, para estas situaciones existe el Teineigo,
un uso más básico del Keigo que permite una interacción formal
a la par que con cierto grado de genuinidad.
Por otra parte, lo que se espera de aquellas personas jerárquicamente
superiores a nosotros es que se salten por completo todas estas normas de
cortesía mientras hablaran con nosotros. Por lo que, si las utilizaran no sería
visto como incorrecto, pero sí sonaría extraño.
Por último, la tercera variante que hablaremos será el género.
Y es que según si se es mujer u hombre, está permitido el uso de formas
verbales y pronombres específicos y exclusivos de ambos géneros. Así pues, existe el lenguaje informal, normal o “masculino”, cuyo uso está limitado a
hombres, y el lenguaje “femenino” o “afeminado”, de características
mucho más formales, refinadas y recatadas que su
contraparte masculina, y de uso exclusivo para las mujeres. Esta situación de
diferencia del lenguaje según el género no es ni tan perfecta ni tan
prohibitiva. Aunque la sociedad marque dichas directrices, el hablante puede
utilizar todo el registro de su propia lengua con libertad y, en muchas
ocasiones, se usa incluso como modo de reivindicación de cuestiones de género.
Sin embargo, lo que sí es cierto es que el lenguaje masculino es en su esencia
informal y al femenino no se le permiten esos niveles de informalidad.
Como conclusión, la cortesía en japonés resulta casi como
otro objetivo a dominar para su aprendizaje, haciendo que sea incluso más
complicado que encaje dentro de los sistemas de aprendizaje por competencias u
objetivos del MCER, que no contempla de manera tan exhaustiva este nivel
pragmático de la lengua en niveles básicos en intermedios. Por lo que
para el aprendizaje completo del japonés, sugiero que estas características del
japonés se tengan que ir dando poco a poco a lo largo de todos los niveles
de aprendizaje para su correcta adquisición para su uso eficaz.
¡Hola, Jonay!
ResponderEliminarLeí tu entrada y me quedé enganchadísima. Me encanta cómo has destripado la complejidad del japonés, sobre todo cuando tocas el tema del Keigo. (Simplemente impresionante... Son cosas de las que me gustaría saber mucho más je, je).
Esa explicación sobre los sistemas de escritura y los 2000 caracteres necesarios para sobrevivir en Japón fue un eye-opener. Y lo del Keigo, wow, has desglosado las tres variedades (Teineigo, Sonkeigo y Kenjougo) de una manera que hasta después de leerlo siento que sé un poquito más sobre Japón, cosa que como futuro docente te encantará saber :).
La parte sobre las normas de cortesía negativa, evitando las imperativas para no sonar maleducado, me hizo reflexionar mucho en cuanto a otros idiomas. Y ni hablar del contexto, la jerarquía y el género, que le dan otro nivel al componente sociolingüístico del japonés.
Espero que sigas dándonos datos sobre el japonés y gracias por compartir tus conocimientos de manera tan clara y completa.
Natalia
Gracias Jonay por tu magnífica entrada sobre la cortesía en el japonés. En la carrera también he estudiado sobre la cortesía en el japonés, y me fue muy familiar estos tipos de expresiones y usos, ya que también está presente en el uso del lenguaje del chino.
ResponderEliminarEn la cultura china, la cortesía y el respeto son aspectos fundamentales en la comunicación. El mandarín, como parte de la cultura china, refleja estos valores en su uso lingüístico. Aquí hay algunas pautas sobre la cortesía en el idioma chino mandarín:
Tratamientos formales:
-Utilizar los tratamientos formales es una muestra de respeto. Por ejemplo, en lugar de usar "tú" (nǐ 你), se puede usar "usted" (nín 您) al dirigirse a personas mayores, autoridades o aquellos a quienes se desea mostrar respeto.
Títulos y nombres:
-Es común utilizar títulos y nombres completos en lugar de solo el nombre. Por ejemplo, llamar a alguien "Sr. Zhang" en lugar de simplemente "Zhang". Esto muestra deferencia y respeto.
Saludos:
-Los saludos son una parte esencial de la cortesía china. Palabras como "你好" (nǐ hǎo), que significa "hola", son fundamentales en el inicio de cualquier conversación.
Despedidas:
-Al despedirse, se utilizan expresiones corteses como "再见" (zài jiàn), que significa "adiós". También es común expresar el deseo de volver a verse, como "再见,期待再次见面" (zài jiàn, qīdài zài cì jiànmiàn), que significa "adiós, espero volver a verte".
Ofrecer y recibir:
-Al ofrecer algo a alguien, es común hacerlo con ambas manos para mostrar respeto. Del mismo modo, al recibir algo, hacerlo con ambas manos es una forma de demostrar agradecimiento.
Evitar el uso de nombres propios:
-En algunos casos, es considerado más educado referirse a las personas utilizando pronombres o títulos en lugar de nombres propios directos, especialmente al hablar de personas mayores o en un entorno formal.
Cabe destacar que las normas de cortesía pueden variar según la región y la situación específica.